Polarización y redes sociales: ¿una retroalimentación peligrosa?



diciembre 6, 2021 9:42 pm


¿La virulencia a la hora de conversar es fruto de los códigos digitales y de internet? ¿O las grietas siempre estuvieron allí? La investigadora Natalia Zuazo analiza el tema.

Entrevista publicada originariamente en El Diario La Voz

A veces nos cuesta recordar que la comunicación digital (y sus dinámicas) no estuvo siempre presente a la hora de conversar. Antes de las redes sociales las charlas o discusiones se daban en otros entornos y con otros modos. O quizás eso queremos creer. Muchas veces añoramos interacciones que evocamos más sanas y con menos violencia, principalmente cuando hablamos de política.

¿La virulencia a la hora de conversar es hija de los formatos digitales? ¿Las características propias de internet llevan a discursos menos permeables al diálogo?

Polarizados es un libro que intenta analizar la polarización política en Argentina, eso a lo que llamamos “grieta”. Los coordinadores del proyecto son sociólogos que definen a la polarización como “la ley de gravedad de la política contemporánea”: eso que no se ve pero que determina todo lo demás.

La publicación busca pensar cuánto de real hay en estas divisiones (spoiler: mucho), explicar de dónde vienen y cuáles son sus consecuencias (o beneficios, en algunos casos). Se trata de un libro con varios capítulos escritos por distintos autores y autoras que deja como resultado un conjunto de abordajes desde la ciencia política, la comunicación, la economía y más.

Una de las escritoras del libro es Natalia Zuazo, licenciada en Ciencia Política por la UBA, directora de Salto (agencia de comunicación política y digital) y autora de varios libros sobre internet y sus complejidades. En el capítulo que escribe junto a Natalia Aruguete, investigadora del Conicet y profesora de la UNQ, analizan a la polarización desde su relación con las redes sociales y los medios.

LA GRIETA ES DE TODOS

“La división en la sociedad está, por supuesto. Pero no solo en la sociedad argentina. Solemos creer que nuestra sociedad es la única que convive con grandes divisiones y eso no es cierto, la polarización no es un problema exclusivamente argentino. Todos contribuyen al problema: políticos, medios tradicionales y redes sociales, si tuviéramos que describir a tres actores. También podríamos hablar desde dos ámbitos como el político/social y el mediático/digital. Ambos juegan en este partido” señala Zuazo.

Un gran tema que recorre todos los capítulos del libro tiene que ver con el carácter novedoso del fenómeno. Por momentos las divisiones marcadas que vemos hoy parecen ser la continuación de separaciones históricas presentes en la sociedad argentina desde hace tiempo.

Pero no resulta nada menor señalar el nuevo escenario de consumos mediáticos que notamos en estas primeras décadas del siglo 21. Ya no consumimos los mismos programas de radio o televisión, las agendas de ambos “bandos” comparten pocos puntos de contactos y los hechos empiezan a definirse por nuestra pertenencia a uno u otro lado.

“Estamos más polarizados que antes. Aun cuando no estamos tan distantes, tendemos a rechazar más, asimilamos más a personas afines y contrastamos más (nos alejamos) de las personas que están en desacuerdo con nosotros. Ya sea en una conversación o ya sea para juntarnos en grupos de pertenencia, en una cena o en los barrios que vivimos”, afirma Zuazo.

–¿Cuán determinante es la naturaleza de las redes sociales en el crecimiento de la polarización? ¿Los algoritmos tienen alguna responsabilidad?

–Lo que busca responder nuestro capítulo es si la polarización ya existe en la sociedad y los medios/redes la reflejan o si estos últimos fomentan algo. Si viene desde arriba o si viene desde abajo. La respuesta es que las dos cosas al mismo tiempo. Es decir, la división está en la sociedad, por supuesto. ¿Las redes sociales como juegan en esto? El algoritmo como un factor de construcción de software por supuesto que tiene una responsabilidad porque la personalización de contenidos basada en la preferencia previa de una persona hace que volvamos a elegir algo basado en esa preferencia previa. Esto nos asimila a lo anterior y nos aleja de lo distinto. Entonces, por supuesto contribuye. Pero también hay una cuestión de la infraestructura de las plataformas: estamos en un grupo muy reducido de plataformas y de operadores. Si nosotros buscamos siempre en el mismo buscador y consumimos siempre las mismas plataformas, esa intermediación también reducida contribuye a la polarización y eso se suma a la división que se genera desde la política y desde los medios tradicionales.

–¿Cómo se construye una agenda mediática/digital polarizada? ¿Qué actores participan y cómo interactúan entre sí?

–En el mundo digital tenemos distintos actores comunicacionales y no todos tienen la misma jerarquía. Hay usuarios comunes, están los mismos políticos o funcionarios, los políticos devenidos en influencers que tienen un rol aún más importante como nodos en esas conversaciones digitales y también los medios tradicionales que adquieren un rol importante por su jerarquía. Las redes no son democráticas ni neutrales en ese sentido. Cuando uno analiza las conversaciones digitales en su estructura y en su interior lo que uno puede ver es que no todos tienen el mismo peso. Primero para construir una conversación y luego para polarizarla.